viernes, 25 de julio de 2008

Mauritania, la ablación que la mutila.

Tres de cada cuatro mujeres en Mauritania sufren la lacra de la ablación.

Hijos muertos. Hemorragias imparables. Infecciones. Dolor. Más dolor. Tres de cada cuatro mujeres mauritanas, como otros 130 millones en todo el mundo, están condenadas, sólo por serlo, a vivir con una marca indeleble: la ablación de clítoris.

Algunos testimonios cuentan:

.- “Cuando tuve a mi primer hijo, estuve tres días de parto. El niño no podía salir por las cicatrices. Tras la cesárea, nació muerto”.
.- "Entre nuestra gente no se cree que el clítoris sea un órgano; es sólo algo que está ahí y no debería estar. Hay que quitarlo para que la niña sea normal".


La ablación no está en vías de extinción en Mauritania. Una encuesta de 2001 revelaba que el 66% de mujeres con al menos una hija la había mutilado.



Un relato estremecedor:


EL DÍA MÁS LARGO DE NENÉ

Cada vez que una niña iba a pasar por el trauma de la ablación, las vecinas reclamaban los servicios de la corpulenta Hany Sour, alias Nené, que hoy tiene 49 años. "Yo les abría las piernas y se las sujetaba para que no las cerrasen durante la operación". Nené, una mujer de la etnia poular, una de las cuatro de Mauritania, también se decidió a mutilar a su hija cuando era un bebé de medio año: "La ablación se hace para que las niñas sean puras, limpias, según nuestra tradición. Sin pasar por eso, ni siquiera pueden servir la comida o la bebida". Una mañana de hace 15 años, Nené abrió las piernas de su propia hija. Aún oye los gritos, el llanto. Pasaron las horas, pero ni el lloro ni la sangre cesaban. "Fue el día más largo de mi vida. Hubo un momento en que la vi pálida y pensé: mi hija se muere", recuerda. A las seis de la tarde la llevó al dispensario. "El enfermero preguntó tres veces qué le había hecho a la niña y no quise decírselo. Cuando se lo confesé, me amenazó con no curarla. Yo le conté que es algo que exige la comunidad. Sin pasar por ahí, ella estaría excluida". El enfermero accedió a curar a la niña, y tres horas más tarde la herida empezó a coagular. Aquella noche, Nené se juró a si misma no volver a ayudar en una ablación. Pero su hija no volvió a ser la misma.

Información extraída del diario EL PAÍS en un artículo de ANA ALFAGEME







3 comentarios:

Stultifer dijo...

Dos mujeres recuperan el clítoris gracias a una intervención reparadora en Barcelona

Anónimo dijo...

Yo estuve aquí.

Markesa Merteuil dijo...

Es incomprensible que el ser humano actúe siempre subyugado por el absurdo. Es absurda la mutilación, son absurdas las vejaciones, son absurdas las guerras... Pero seguimos respaldándolas o consintiéndolas o mirando para otro lado...