lunes, 12 de enero de 2009

El niño que ha robado la sed a medio millón de africanos

Mi amigo Juanr Cuchhi me ha enviado esta curiosidad que os paso tal y como me ha llegado.


Un día del inolvidable invierno de 1998, en Kemptville (Ontario) localidad natal de Ryan, la profesora del Colegio St. Michael, Mrs Nancy Prest estaba dando una pequeña charla a su clase de primer grado sobre las condiciones y salubridad de los estudiantes de su misma edad que vivían en África. Preguntó a sus alumnos si sabían cual era la primera causa de muerte entre sus homónimos los africanos. Todos los niños convencidos de que era la escasez de alimentos se sorprendieron al saber que es la mala calidad del agua que beben lo que diezma las aulas de sus ‘antípodos‘.
Ryan Hreljac quedó muy extrañado por la falta de ‘agua limpia’ y preguntó a Nancy cuanto costaba un grifo en África. Mrs Prest, desconcertada, anticipó a Ryan una cifra que había leído en algún documento: 70 dólares por una bomba extractora. Ese mismo día al llegar a casa, Ryan, que todavía estaba aprendiendo a conocer el valor monetario de las cosas; pidió a su madre el dinero para comprar un grifo y enviarlo por correo.
Susan, la primera persona que padeció el ‘Ripple Effect’, ignoró entre la bula y el desconcierto las inquietudes de su hijo. Pero Ryan insistió durante toda la semana sobre el dinero e incluso le propuso hacer las tareas domésticas durante todo un año para ganarse la posibilidad de decidir que hacer con un primer sueldo.
“No lo entiendes mamá”, dijo, con lágrimas llenando sus ojos. “Los niños están muriendo simplemente por no tener agua limpia!”
Su madre, aceptó el reto, a sabiendas de la escasez de constancia en un niño de su edad . Ryan aspiró, limpió las ventanas y con mucha determinación, trabajó pacientemente y ahorró cada moneda dentro de una lata vieja de galletas. Su madre, cómplice del juego que no del propósito, le anticipaba las monedas ganadas en tarea. Sus dos hermanos se implicaron del proyecto pero pronto claudicaron ante tanta bendita tozudez . Ryan hizo todas las tareas que le permitían su corta estatura desde enero de 1998 hasta finales de abril.

Susan acompañó entonces a su hijo a la oficina de la Watercan para entregar sus ahorros. La directora ejecutiva Nicole Bosley explicó al encorbatado niño que con 70 dólares solamente se puede adquirir una bomba de mano. Para perforar un pozo se necesitarían unos 2000. A lo que Ryan contestó:
¿Tendré que hacer más quehaceres entonces.?
Nicole Bosley, nuestra segunda cautiva del ‘Ripple Effect’, convenció a sus superiores y a la Agencia de Desarrollo Internacional de Canadá para pagar la factura del pozo a medias con Ryan. Lo que dejaba la cifra en 700 dólares de ‘trabajos forzados’ en el hogar de los Hreljac. Una familia de clase media-baja con recursos económicos limitados.
Inmediatamente la onda del ‘Ripple Effect’ se propagó por la comunidad y vecindad de Ryan quién no tardó en recolectar el dinero suficiente para la inversión de su primer pozo. La Watercan concedió entonces una entrevista a Ryan con Gizaw Shibru, el director para Uganda de todos sus programas de acción. Ambos eligieron la escuela de Angolo en Otwal como el destino del pozo, una localidad al norte del país azotada por el SIDA y la sequía donde 1 de cada 5 niños moría antes de cumplir la edad de Ryan.
Pero la ambición de Ryan no quedó a expensas de las voluntades adultas. Cuando se enteró que los pozos se perforaban a mano transformó su renovada obsesión en una nueva onda cautivadora en busca de los 25.000 dólares que costaba un taladro móvil. Su madre atrapada entre el orgullo y la devoción consiguió una entrevista a través de su amigo periodista Puddicombe Derek para el periódico ‘Ottawa Citizen‘ que desembocó en un documental para la TV y la llegada de cheques y donaciones desde todos los puntos del país.
Mientras, en su clase, la profesora Nancy inició un intercambio de cartas con los alumnos de la escuela de Uganda:
…Querido Ryan, me llamo Akana Jimmy. Tengo 8 años. Me gusta el fútbol. Nuestra casa está hecha de hierba. ¿Como son en los EEUU? Tu amigo, Akana Jimmy.
Ryan contestó con:
..Querido Jimmy, Debe ser fantástico tener una casa hecha de hierba. Tengo 8 años. ¿Bebes agua de mi pozo todos los días? ¿Cual es tu materia preferida en la escuela? Iré a Uganda cuando tenga 12 años. Mi casa está hecha de ladrillos[...] Escríbeme pronto. Tu amigo Ryan.

La carta adjuntaba una fotografía de Jimmy. Un estudiante con una historia también cautivadora que había logrado escapar de las garras del Ejército de Resistencia del Señor o LRA. Durante semanas Ryan adoptó como suya la imagen de su nuevo amigo. ¿Podría reunirme con él?. Se preguntaba. Susan y su marido pensaron que quizás, algún día, podría permitirse un viaje. Tal vez cuando Ryan cumpliera los 12. Pero Ryan no podría esperar tanto. Pronto, el efecto rebote de la siguiente onda atrajo a un adinerado ejecutivo del barrio que donó a los Hreljac su tarjeta de puntos aéreos, recolectados en sus infinitos viajes, lo que permitió a Ryan viajar a conocer a su nueva alma gemela.

En el mes de julio de 2000 Ryan llegó a la ciudad de Otwal acompañado de sus padres. 5000 niños le esperaban coreando su nombre.
“¡Saben mi nombre!?. Dijo asombrado. “Todos los que viven a 100 kilómetros saben tu nombre, Ryan? dijo Gizaw Shibru.

Al final del pasillo humano le esperaba su amigo Jimmy. Éste agarró de la mano a Ryan y se lo llevó a ’su’ pozo para que pudiera cortar la cinta.
Inauguraba entonces el primero de los 432 pozos que a través de 15 países (fundamentalmente en África) ha perforado con las inversiones de su Fundación.

El futuro.

Una bonita y entrañable historia cimentada en los sueños de un niño y consolidada en las inquietudes de un adolescente. Ryan no ha parado desde aquella mañana de enero de 1998. Su hazaña, que reside en su obcecación constante por llevar un bien primario a todos los rincones del mundo, ha conducido a su fundación a la recaudación de varios millones de dólares.
La colección de premios y meritaje de Ryan es enorme. Re-invirtiendo con inteligencia sus encuentros y famoseos en papel moneda. Además, Ryan ha participado en multitud de conferencias incluyendo el Foro Mundial sobre el Agua celebrado en Kyoto en marzo de 2003.
Vista la historia me gustaría comentarais lo que habéis sentido al conocerla. Si el consuelo por lo ejemplar de su precocidad o la humillante sensación de pérdida de sabiduría con la edad:
[...] Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones. “El principito”


10 comentarios:

BRILLI-BRILLI dijo...

Impresionado me ha dejado esta historia,ojalá fuesemos todos un poco Ryan,seguro que el mundo iría un poco mejor.
Felicitaciones..y besos

TORO SALVAJE dijo...

Yo he sentido que la mayoría de la gente si alguien nos hubiera propuesto empezar con un grifo no hubieramos hecho nada, porque hubieramos pensado que no serviría para nada, y sin embargo nos hubieramos equivocado.

A veces creermos saberlo todo.

Saludos.

esperanza dijo...

Historia conmovedora y sísmica; los niños siempre encuentran la forma más simple de hacer lo que quieren. Y saben insistir.
No esperan subvenciones, concursos, convocatorias, permisos ni otras zarandajas, cuando han visto dónde están y ven dónde quieren ir. La frase de "El principito" es perfecta. Un abrazo.

Thiago dijo...

Ay, cari, no se si me coges sensible pero mis ojos son ahora un pozo donde podrían beber cien mil camellos.

Uno siempre se queda con la sensación de que si no eres capaz de hacer algo tan grande como este niño no eres nada en ese mundo. Lo triste es que tenga que ser un niño el que organice estas cosas y que ningun organismo oficial sea capaz de que al menos todo el mundo tenga agua limpia en su casa

Ahora entiendo pq un ligue americano que tuve me preguntó si en España teniamos grifos en las casas y salía agua por ellos, jaja.

Bezos emocionados.

AFRICA dijo...

El principito, mi personaje preferido, tiene razón. Por qué los mayores o actuaremos con tanta naturalidad como los niños, por qué siempre tienen que movernos los intereses o frenarnos cualquier obstáculo.
¡Que historia! me gustaría que todo el mundo la conociese.

Un abrazo

AFRICA dijo...

He dejado una nota al final de la entrada del día 11 de mi blog recomendando la lectura de esta historia. Como te dije me gustaría que todo el mundo la leyese.

Un abrazo

Alfonso Saborido dijo...

Precioso la historia. Nos enseña que un granito es poco, pero muchos hacen una playa. Cuántas veces no ayudamos, no por egoísmo, sino porque pensamos que no servirá para nada. Pues sí. Pues sirve. A la vista está.

Aura Sacra Fames dijo...

Uno niño! Impresionante. Estoy com muchas expextativas en relación a su blog, espero noticias sobre la
África.

Saludos
aurasacrafames.blogspot.com

Anónimo dijo...

Me llenó de emoción esta historia, admiro la determinación de este niño

Anónimo dijo...

mi corazon todos lo dias amanece inquieto, ansioso, intranquilo, un sentimiento que no puedo concretar, no porque no pueda sino porque no junto el valor para hacerlo, tengo 19 años, hace tiempo que tengo la idea de hacer algo realmente significativo, como lo que hizo Ryan, algo que dejar en el mundo, a demas de la enseñanza que nos aporta... admiro lo que hiciste Ryan