La pequeña isla de Lampedusa, de tan sólo 20 km², se encuentra situada geográficamente en el Mar Mediterráneo africano dentro del Archipiélago de las Pelagias, aunque administrativamente pertenece a Italia . Dista a 205 kilómetros de la también isla italiana de Sicilia y a 113 kilómetros de Túnez.
Lampedusa cuenta con una población cercana a los 6.000 habitantes y
su punto más elevado es tan sólo de 133 metros sobre el nivel del mar.
Lampedusa es mundialmente conocida, no por sus paisajes, historia o
lugar de turismo, sino por ser uno de los principales puntos de entrada de
inmigrantes desde el norte de África hacia Europa.
Un día sí y otro también, los
medios de comunicación se hacen eco de las avalanchas de inmigrantes que llegan
o mueren en las costas de Lampedusa.
La cifra de hoy, duele. Una barcaza con 500 personas a bordo procedente de Libia ha naufragado frente a las bonitas playas de Lampedusa debido a un incendio en la embarcación. En estos momentos se contabilizan 200 muertos y más de 200 desaparecidos.
Las palabras de Giusi
Nicolini, alcaldesa de Lampedusa, estremecen:
"No sabemos dónde meter a los vivos y a los muertos".
Desde 1990 hasta principios de
este año, 8.000 personas han muerto al cruzar el Canal de Sicilia.
Lampedusa es pequeña. Lampedusa es un cementerio.
"Cuando llegó al cementerio (de Lampedusa) deambuló un poco, y luego
tomó la dirección de una alameda que parecía abandonada. Cuando llegó al
extremo se detuvo. El día despuntaba poco a poco. Todo estaba extrañamente
tranquilo. Se hallaba frente a un pequeño grupo de estelas muy juntas. Eran
unos pequeños montículos de tierra, rematados por unas cruces de madera plantadas
de forma un tanto oblicua. Las cruces no tenían inscrito ningún nombre, sólo
una fecha. Pertenecían a los primeros inmigrantes. Al principio, los habitantes
de Lampedusa habían visto estupefactos cómo llegaban aquellas embarcaciones de
miseria. El mar les traía regularmente cuerpos muertos, y eso los conmocionó.
Aquellos hombres cuyos nombres, países e historia no conocían, encallaban en
sus playas y sus cadáveres no podían ser devueltos a sus madres. El cura de
Lampedusa decidió sepultarlos como habría hecho con sus feligreses. Sabía que
probablemente eran musulmanes, pero de todas formas plantó cruces, porque no
sabía hacer otra cosa. O acaso porque a quien los encomendaba era a su Dios.
Los primeros inmigrantes de Lampedusa recibieron sepultura en el cementerio
municipal. (...) Pero, a medida que transcurrieron los meses, fueron llegando
cada vez más cuerpos. El cementerio se quedó pequeño y los lugareños se
cansaron".
Extracto del libro
"Eldorado" de Larent Gaudé.
1 comentario:
Se nos debería caer la cara de vergüenza a todos.
Estoy horrorizado.
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