Italia ha colocado por primera
vez en su historia en su ministerio a una mujer de raza negra nacida en la
República Democrática del Congo.
Esta es la historia de Cécile Kyenge.
Cécile nació hace 48 años en
Kambove, provincia de Katanga, en el corazón de la República Democrática del Congo. Católica, hija de un
funcionario bien situado de la etnia bakunda que tuvo cuatro esposas y 39
hijos.
Cécile comenzó a estudiar la
carrera de Farmacia en la capital congoleña, Kinshasa. A los 19 años recibió
una beca para estudiar Medicina en Roma aunque finalmente perdió la ayuda
económica y el permiso de residencia. No obstante, decidió quedarse a vivir en
Italia aunque sin papeles, durmiendo en un convento y ganando algo de dinero
cuidando personas mayores mientras aprendía el idioma italiano.
Finalmente pudo terminar la
carrera de Medicina, hizo la tesis en Pediatría y se especializó en
Oftalmología.
Se casó con un italiano, tuvo
dos hijos y en la actualidad alternaba su trabajo en oftalmología con un
comprometido activismo en favor de la integración de los inmigrantes.
En el año 2004 fue elegida
concejal y en el 2013, diputada por el Partido Democrático (PD).
Nada más llegar al Parlamento,
su primer iniciativa fue un proyecto de ley para conceder la ciudadanía a los hijos de
inmigrantes nacidos en Italia. Así fue como a finales de abril de este año, el
Primer Ministro Italiano Enrico Letta la nombró Ministra para la Integración.
Su nombramiento no ha estado exento de polémica por una minoría que le han propinado insultos racistas y
comentarios ofensivos. Aunque ella ya se ha encargado de decir que: "Italia no es un país racista. Las
diversidades son una riqueza, pero esto a veces no se entiende, y se prefiere
dejar crecer el miedo y el recelo. Debemos cambiar la mirada a partir de las
cosas que tenemos en común. Aprender a colaborar juntos sobre cosas que nos
hacen similares".
También sobre ella mismo dijo:
"Soy negra y lo digo con orgullo. Y
soy congo-italiana, y estoy igualmente orgullosa de ello. Dentro de mí albergo
dos identidades, la una y la otra se fusionan, conviven, no se cancelan, al
revés se valora recíprocamente".
Información: El País y CuartoPoder
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