martes, 30 de abril de 2013

Cementerio en el Estrecho de Gibraltar


La sangre negra sala el azul mar,
fruto del beso atlántico mediterráneo
y a las costas de la luz llegan
micro gotas rojas de los mártires.
Hijos de la hermana África negra
que navegaron dunas en desierto,
hoy flotan cadáveres en las aguas
cementéricas del Estrecho.
Las corrientes marinas se llevan
rápidamente los cuerpos yertos;
no quieren ser cómplices asesinos
ni mucho menos, tumbas blancas
de los hermanos negros muertos.
Europa civilizada, en feria, al norte
se divierte y baila y canta y danza
mientras su moneda euro-pea
ogro de pobres sin gato con botas
la vampiriza sin que se de cuenta.
Ignorante de los muertos de sus playas.
Ignorante del dolor ajeno del hermano.
Europa asesina colateral de humanos
África de madres en espera de cartas
de hijos que nunca llegan y que lloran,
porque piensan que los hijos olvidaron.
Europa. la culta con la muerte en sus pies.
África, la donante de esclavos para la muerte.
Y España. Ay, España, siempre altiva y ausente.


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