El khat es una planta fanerógama, originaria de Etiopía, que puede medir hasta 20 metros de altura.
Una vez cortada la planta, sus
hojas conservan las propiedades narcóticas durante dos días.
Sus efectos son estimulantes.
Producen una sensación de alegría, liberación, risas y finalmente, degenera en
un estado de semicoma.
Estudios recientes apuntan a
que consumido de manera intensa puede desencadenar estados de psicosis y
conductas agresivas, así como otros problemas como cáncer oral y gástrico.
Esta planta comenzó a
extenderse por el África subsaharina en el siglo XV.
En Yemen llegó a usarse como
precedente del café. Desde ahí se extiende a Tanzania, Congo y Zimbabue.
En el Cuerno de África es la droga más popular. Si bien su uso tradicional está relacionado con celebraciones y rituales, lo cierto es que en los últimos años se ha convertido en una droga de los pobres que se usa simplemente como estimulante.
Para los países de cultivo es
un importante pilar de la economía pese a que en los últimos años se ha
extendido la prohibición de exportarla a algunos lugares del mundo.
Hace años que grupos
islamistas como Al Shabab han comenzado una campaña contra esta droga porque
consideran que ataca los preceptos del Corán.
Sin embargo, "los señores
de la guerra" de Somalia, sobre todo en la región de Somaliland, controlan
la producción de la droga. El khat es
uno de los principales pilares de la economía de Somalia, generando un
beneficio anual de más de 50 millones de dólares, una cifra superior al
presupuesto nacional del Gobierno de Somalia.
Ocho de cada diez somalíes son
adictos al khat.
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